Cuando la noche cae sobre la árida frontera sur de Perú y norte de Chile, una red criminal despliega su actividad clandestina, transformando el desierto en una zona de paso para cientos de migrantes dispuestos a burlar los estrictos controles fronterizos. Este tráfico ilícito de personas ha venido incrementándose en los últimos años, impulsado por la falta de documentación y el endurecimiento de las políticas migratorias.
La Superintendencia Nacional de Migraciones, en 2024, realizó 4.111 operativos a nivel nacional e intervino a más de 80.000 extranjeros, ordenando la expulsión y salida obligatoria de al menos 5.000 personas. A pesar de estos esfuerzos de las autoridades para frenar este fenómeno, las organizaciones criminales siguen operando en las sombras, llevando a cabo un negocio lucrativo a costa de los más vulnerables.
En la madrugada del pasado miércoles 9 de abril, un megaoperativo de la Policía Nacional del Perú (PNP) desarticuló a una de estas redes criminales en el sur del país. En el operativo, realizado cerca del hito 13 de la línea fronteriza, se logró la detención de siete peruanos vinculados al tráfico de migrantes.
“Este operativo es un golpe importante a la organización criminal ‘Los Pimpones de Tacna’, que se encargaba de coordinar el paso ilegal de migrantes a través de zonas desérticas, burlando los controles fronterizos”, dijo el General Arturo Valverde, jefe de la Región Policial de Tacna.
Además, fueron interceptados 33 extranjeros, la mayoría de nacionalidad venezolana, colombiana y ecuatoriana, y muchos de ellos con niños pequeños. El despliegue policial también permitió la incautación de 15 vehículos y dinero en efectivo, lo que evidenció la magnitud del negocio ilícito que operaba en esta zona.
Los “coyotes”
La operación reveló un modus operandi bien estructurado. ‘Los Pimpones de Tacna’ se encargaban de organizar y coordinar el ingreso ilegal de migrantes desde Chile a través de pasos no autorizados, conocidos como “caminos alternos”. Para ello, empleaban vehículos particulares que no levantaran sospechas y aprovechaban la oscuridad de la noche para evadir la vigilancia de los controles migratorios.
La operación de estos grupos criminales estaba muy bien estructurada, con roles específicos entre los miembros, que van desde la captación de los migrantes hasta el transporte y la evasión de los controles. “Lo que estamos haciendo es un trabajo conjunto con Migraciones y otros organismos para desmantelar esta red”, afirmó un alto mando policial, a cargo de la operación.
Una vez en territorio peruano, los migrantes eran trasladados hacia Tacna y otras regiones del país, donde eran dejados en condiciones precarias, sin dinero ni alimentos. Los responsables de trasladar a los migrantes, conocidos como “coyotes”, actuaban como intermediarios entre las redes criminales y las personas que deseaban cruzar la frontera a cambio de una suma de dinero.
Durante la intervención, se identificaron a varios conductores como Juan Carlos Machaca Asqui, Hugo Mendoza Villanueva, Fredy Huaricallo Cotrado y otros, quienes, al verse atrapados en el operativo, intentaron huir, dejando atrás a los migrantes y sus vehículos. La Policía Nacional logró incautar 15 vehículos utilizados para el transporte, evidenciando la rapidez con la que estos grupos logran movilizarse para evadir a las autoridades.
Un recorrido arriesgado
El trayecto de los migrantes es una travesía peligrosa. El desierto que separa ambos países, con su terreno inhóspito y de difícil acceso, se convierte en la última esperanza para aquellos que han agotado todas las opciones en su búsqueda de un futuro mejor. Muchos migrantes, despojados de sus documentos y bajo el riesgo de ser detenidos, se aventuran por caminos no habilitados, burlando los puntos de control fronterizos.
Los “coyotes” les prometen un paso seguro, pero la realidad es muy diferente. El riesgo de ser víctimas de explotación es alto, y muchos enfrentan condiciones de vulnerabilidad extrema. “Nos dijeron que era seguro cruzar, pero no sabíamos que teníamos que caminar por tanto tiempo. Al final, nos dejaron en el desierto y tuvimos que confiar en los ‘coyotes’”, dijo Carlos Rodríguez, uno de los migrantes venezolanos detenidos durante el operativo.
En este contexto, la presencia de niños y mujeres dentro del grupo de migrantes resalta aún más la gravedad de la situación. A menudo, los migrantes arriban a Tacna sin recursos y se ven obligados a recurrir a la caridad o a mendigar en las calles, donde piden dinero para continuar su viaje o, en muchos casos, para sobrevivir en un país donde las oportunidades para ellos parecen escasas.
Impacto de las políticas
La crisis migratoria que ha azotado la frontera de Perú y Chile tiene sus raíces en el endurecimiento de las políticas migratorias chilenas. Chile, que anteriormente servía como destino de muchos migrantes, ha implementado medidas más estrictas en los últimos años, lo que ha provocado que miles de migrantes, especialmente de Venezuela, busquen una nueva ruta a través de Perú con la esperanza de alcanzar otros destinos, como Estados Unidos.
BioBioChile conoció por información de Migraciones que la situación en la frontera se ha vuelto compleja, debido a la migración masiva que llega principalmente desde Chile. Las políticas migratorias más estrictas y los altos costos de vida en vecino país han causado que muchos de estos migrantes busquen rutas alternativas y pasen por Perú.
El Ministerio Público peruano y la PNP han intensificado las operaciones de control, pero el tráfico de migrantes sigue siendo un desafío constante debido a la alta demanda de personas que buscan ingresar ilegalmente al país, en su mayoría debido a la falta de visas o documentos de identidad.
La coordinación entre las autoridades peruanas y las internacionales se ha fortalecido, con el apoyo de Interpol, para identificar a aquellos migrantes que pueden estar involucrados en redes de trata de personas o que tienen antecedentes penales.
En el mes de enero, otra operación similar resultó en la detención de dos conductores que trasladaban a migrantes de Venezuela. La policía interceptó los vehículos en las cercanías del Complejo Migratorio Santa Rosa, lo que demuestra que la actividad ilegal continúa, incluso con las medidas de seguridad implementadas.
Un mercado ilícito
Las autoridades peruanas se enfrentan a un desafío complicado para frenar el tráfico de migrantes. Aunque las intervenciones han logrado desarticular algunas redes criminales, los operativos realizados hasta ahora no han sido suficientes para erradicar por completo este problema. El negocio del tráfico de migrantes sigue siendo muy lucrativo para las organizaciones criminales, que explotan la desesperación de las personas para llevarlas a un destino incierto.
La PNP continúa con operativos de inteligencia y vigilancia en la zona fronteriza para detectar y desmantelar otras organizaciones que operan en la misma línea de acción. A pesar de los esfuerzos, la rápida adaptación de los traficantes y su capacidad para cambiar rutas y métodos de operación hace que este fenómeno sea difícil de controlar.
El futuro inmediato
Mientras tanto, la situación de los migrantes que logran ingresar a Perú sin la documentación requerida sigue siendo incierta. Muchos son detenidos y procesados por la Superintendencia Nacional de Migraciones para su posible expulsión, pero la falta de recursos y alternativas hace que muchos se encuentren atrapados en un ciclo de vulnerabilidad. La pobreza y la violencia en sus países de origen los empujan a arriesgar sus vidas en este tipo de travesías, sin importar los peligros que enfrentan.
A pesar de los esfuerzos por parte de las autoridades, el tráfico de migrantes sigue siendo una de las problemáticas más complejas de la región. Las redes de “coyotes” continúan operando bajo la sombra de la ley, aprovechando la desesperación de aquellos que buscan una vida mejor.