Cuando hablamos de internet, ya no hablamos de un “espacio digital”, de innovación o de promesas. Hablamos de una infraestructura crítica, transversal y profundamente integrada a nuestras vidas. El pasado 17 de mayo, celebramos el Día Internacional del Internet, pero esto va más allá de festejar la conectividad. Se trata de preguntarnos qué tipo de sociedad estamos construyendo sobre esta red que ya no es periférica, sino central.

Y, como toda infraestructura esencial, plantea preguntas urgentes: ¿cómo la estamos gobernando?, ¿a quién beneficia?, ¿quiénes están quedando fuera?

La irrupción de la inteligencia artificial ha intensificado esta conversación. No solo porque sus modelos dependen de cantidades colosales de datos y potencia de cómputo, sino porque su despliegue está anclado en la misma infraestructura que sostiene nuestra vida digital: centros de datos, fibra óptica, conectividad móvil.

La IA no flota en el aire. Se ejecuta sobre las redes que creamos, y por eso, hablar de internet y hablar de inteligencia artificial ya no pueden ser conversaciones separadas: están indisolublemente conectadas.

El internet ya no es solo una red, es la infraestructura del presente

Una dificultad relevante es que esta integración avanza más rápido que nuestra capacidad de regularla. Como siempre ha ocurrido en la historia, los marcos normativos corren por detrás de los avances de todo tipo, observando cómo las tecnologías moldean nuestras vidas sin tener aún las herramientas para encauzarlas éticamente.

Necesitamos regulación con visión, velocidad y profundidad. Porque cuando una tecnología se vuelve parte del tejido mismo de la sociedad, no basta con entenderla: hay que gobernarla. Y hacerlo ahora, antes de que el rezago sea irreversible.

Pero no basta con infraestructura. También necesitamos ciudadanía digital: una población que no solo use internet, sino que entienda cómo funciona, qué riesgos implica y qué derechos se juegan allí. Porque lo que está en juego no es solo velocidad o eficiencia, sino acceso equitativo, privacidad, participación y futuro.

Internet alguna vez fue una promesa. Hoy, es la base fundamental para todos los que hacemos analytics e IA. Y el verdadero desafío ya no es solo mantenerla encendida, sino garantizar que siga siendo un bien común, inclusivo y al servicio del desarrollo humano.

Alejandro Inzunza
Co-founder de Pharu Analytics

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