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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

El Ministerio de Salud en Chile está implementando un plan piloto de universalización de la Atención Primaria de Salud (APS) en varias comunas del país, permitiendo a los beneficiarios de Fonasa acceder sin restricciones por lugar de inscripción. Este proyecto busca evaluar nuevos modelos de integración territorial y funcional, incluyendo el rol del sector privado. La integración público-privada en APS, en un sistema de salud mixto como el chileno, es clave para maximizar la cobertura, eficiencia y resultados en salud, siempre bajo un marco regulado y orientado por criterios poblacionales y territoriales.

La Atención Primaria de Salud (APS) en Chile ha sido históricamente reconocida como el nivel estratégico del sistema sanitario, con un alto grado de cobertura poblacional, especialmente a través del sistema público.

Sin embargo, hablar hoy de “universalización” de la APS exige ir más allá de la cobertura teórica o la adscripción administrativa: implica repensar su gobernanza, su financiamiento, su articulación territorial y su capacidad de coordinación con los distintos actores del sistema de salud.

Desde 2023, el Ministerio de Salud ha impulsado un plan piloto de universalización de la APS en varias comunas del país donde los beneficiarios de Fonasa pueden acceder a la atención primaria sin restricciones por lugar de inscripción.

El piloto, que busca avanzar hacia una red más flexible y eficiente, ha abierto un espacio interesante para evaluar nuevos modelos de integración territorial y funcional. No obstante, aún falta una dimensión central en la discusión: el rol del sector privado en un modelo de APS universal.

Atención Primaria de Salud Universal y el rol de la salud privada

Chile posee un sistema de salud mixto, con presencia significativa del sector privado en la provisión de servicios y menos en el aseguramiento (Isapres). Sin embargo, la APS ha operado históricamente como un espacio público, casi excluyente, con escasa articulación con los prestadores privados. En un escenario de universalización real, esto constituye una limitación estructural.

La integración público-privada en APS no significa privatizar el modelo ni debilitar su base pública, sino incorporar prestadores privados en un marco regulado, transparente y orientado por criterios poblacionales y territoriales.

En países con sistemas mixtos como Chile, avanzar hacia una APS universal exige aprovechar todas las capacidades instaladas del sistema, públicas y privadas, sin replicar fragmentación ni duplicar esfuerzos.

Existen múltiples formas de cooperación posibles: convenios de prestación entre municipalidades y centros médicos privados para resolver listas de espera; compra estratégica de servicios para zonas rurales donde no hay cobertura pública suficiente; uso compartido de plataformas diagnósticas o infraestructura; y desarrollo de redes mixtas bajo estándares comunes de calidad, interoperabilidad y evaluación.

Visión estratégica

Esto requiere establecer marcos normativos claros, mecanismos de pago eficientes (capitación ajustada al riesgo, pagos por desempeño), y un sistema robusto de fiscalización y evaluación. Más aún, el debate sobre la integración público-privada en APS debe considerar el rol de la salud digital, los sistemas de información compartidos y la trazabilidad del paciente.

Sin estas herramientas, cualquier intento de colaboración se ve limitado. La interoperabilidad entre prestadores es una condición básica para una red integrada, centrada en las personas y no en la institucionalidad.

La pregunta es bajo qué reglas y en qué condiciones esa participación del sector privado aporta valor al sistema. En este sentido, la universalización debe ser entendida no como una expansión del aparato estatal, sino como una política sanitaria orientada a maximizar cobertura, eficiencia y resultados en salud, aprovechando todas las capacidades del sistema.

Chile tiene hoy una oportunidad única de reformular su APS, ampliando el acceso, y también reconfigurando su modelo de gestión y coordinación. La integración público-privada, si se diseña con visión estratégica, puede ser una palanca para lograr una atención primaria realmente universal, resolutiva y sostenible en el tiempo.

Luis Castillo Fuenzalida
Decano Facultad de Ciencias de la Salud Universidad Autónoma y exsubsecretario de Redes Asistenciales
Karla Rubilar
Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Autónoma de Chile