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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

Sierra Baguales, a 120 km de Puerto Natales, es un tesoro paleontológico único en Chile. Con diversidad de flora y fauna fósil, revela historias de bosques prehistóricos y antiguos mares. Expertos estudian la migración de árboles Nothofagus desde la Antártida, y descubren fósiles de ballenas primitivas y dinosaurios. Es importante la preservación de este sitio para continuer con su estudio.

En Sierra Baguales está registrada la vida en la Tierra desde los 90 hasta los 23 millones de años. Desde la era de los dinosaurios a la era de los mamíferos, pasando por el primer registro verificado en Chile del impacto del meteorito que acabó con los dinosaurios.

Gabriel Espinoza

Instagram: Nomadeaustral24

A 120 kilómetros al noroeste de Puerto Natales, y antes de llegar a Torres del Paine, se puede ver claramente a la derecha una cordillera que llama la atención por su color negro y su forma recortada contra el cielo. Parece inquietante y misteriosa. También parece lejana, pero está cerca, en la frontera misma con Argentina.

Caminar por la Sierra Baguales es recorrer distintas épocas de la Tierra en medio de una soledad completa y aplastante. Sin embargo, son muy pocos los visitantes que se aventuran a este remoto lugar de Chile, que esconde el mayor yacimiento fósil de Chile.

Sierra Baguales, foto de Gabriel Espinoza.

Un registro único en Chile

La excepcionalidad de este lugar radica en la enorme diversidad de flora y fauna fósil, que presenta un registro único y que abarca distintas temporalidades. Este lugar es como leer un libro, cada capa abarca millones de años. Hay, por ejemplo, eucaliptus, nalcas, palmeras, robles y araucarias de antiguos bosques prehistóricos.

Hay varias formaciones que aparecen en afloramientos rocosos de muchas edades distintas. Los fósiles fascinan por su abundancia, forma y belleza. Algunos se pueden ver a simple vista, como árboles petrificados, conchas marinas o dientes de tiburón que se encuentran diseminados en una extensa área barrida por el viento. Otros se encuentran en las entrañas de la Tierra y es necesario hacer prospecciones, y realizar un arduo trabajo para recuperarlos.

Sierra Baguales es una cadena montañosa de 60 kilómetros de largo, que separa las cuencas de los ríos Baguales y de las Chinas. Entre estos dos ríos hay un registro único en Chile y muy escaso en el mundo. Los últimos 20 millones de años de la era de los dinosaurios es lo que cuenta el valle del rio de las Chinas, la llegada de los mamíferos de las más diversas formas y tamaños es la historia que cuenta el río Baguales.

Sierra Baguales, foto de Gabriel Espinoza.

De mar a bosques

La historia de Sierra Baguales se remonta hace más de 100 millones de años, cuando la Patagonia comenzaba a separarse de la Antártida. Es en el cretácico cuando enormes dinosaurios deambulaban por estos parajes, que en aquella época eran bosques templados.

Los más grandes eran los titanosaurios, los más numerosos, los hadrosaurios (pico de pato), que se movían en enormes grupos.

En otra época fue mar profundo, en otra mar somero. Pero siempre existió una enorme variedad de fauna, desde reptiles marinos, como los mosasaurios y plesiosaurios, hasta cocodrilos, tortugas, pingüinos, y múltiples clases de tiburones.

Un descubrimiento interesante fue el de Arqueocetos, un cetáceo primitivo de grandes dimensiones y que conservaba las 4 patas que les permitía moverse también por tierra. Este descubrimiento es del Eoceno medio, hace unos 45-40 millones. Los Arqueocetos son ancestros de las ballenas, y acá es el único lugar en Chile donde se han descubierto.

Sierra Baguales ha pasado por profundos y dinámicos cambios que han ido entrelazados con la flora y fauna que ha vivido y evolucionado aquí, desde bosques a mares profundos, de mares someros a sistemas deltaicos. Cambios en el nivel del mar han inundado todo, después el mar se ha vuelto a retirar. A veces ha sido rápido, otras, muy lento, un paisaje dinámico que el ojo humano no es capaz de percibir.

Sierra Baguales, José Luis Oyarzún

Aduana Sudamérica-antártica

Los paleontólogos suelen definir a Sierra Baguales como una aduana entre Sudamérica y la Antártida, porque existió, entre estos dos continentes, cuando ambos eran verdes, un largo flujo de intercambio.

Los Nothofagus poblaban principalmente los bosques de esta época, y son los que muestran claramente las rutas de dispersión entre continentes. Este género de árboles, que vive solo en el hemisferio sur, está representado en Chile por 10 de sus 35 especies. Algunos son fósiles vivientes como el ruil, que apenas sobrevive en un pequeño espacio en la región del Maule. Se le considera endémico de Chile, pero en Sierra Baguales se ha confirmado que todos los Nothofagus, incluidos el roble, el raulí, la lenga y los coihues, entraron a Sudamérica desde la Antártida a partir de 68 millones de años atrás.

A través de teorías que han sido controversiales, se ha podido comprobar que los Nothofagus entraron a través de 3 pulsos distintos cuando estuvieron en contacto a través de un puente terrestre.

El primer pulso fue del abuelo de los árboles de Chile, el ruil. Los descendientes del segundo pulso se establecieron en el sur de Chile y se le define como Selva Valdiviana. El último pulso, que fue un poco antes de la interrupción total de este puente, es la entrada del coihue que aún vive y reina en la región de Magallanes. Está especie está más adaptada al frío, su hoja es más gruesa, no la pierde en invierno y está recubierta de una capa de cera. La evolución en su máxima expresión.

Sierra Baguales, José Luis Oyarzún

Primeras prospecciones

Hace más de 100 años, los primeros paleontólogos se aventuraron a estas montañas, atraídos por noticias de baqueanos que hablaban de fósiles. De vez en cuando, se realizaba algún hallazgo aislado. Pero no fue hasta el año 2006 que la doctora Teresa Torres González, de la Universidad de Chile, comenzó una exploración más formal y sistemática del lugar.

Las adversidades climáticas, el viento, la lluvia, la nieve y las bajas temperaturas hicieron difícil el trabajo, pero lo que descubrieron superó todas las expectativas y lo sigue haciendo.

El pequeño poblado de Cerro Guido se convirtió rápidamente en el punto neurálgico de todas las expediciones. Desde hace 15 años se organizan, todos los veranos, nuevas excavaciones y ya ha venido un gran número de científicos de muchas partes del mundo, además de estudiantes, que han ido contribuyendo a descubrir la riqueza y potencial de este sitio.

Sierra Baguales está cambiando la comprensión que teníamos del pasado. Lo interesante de estos trabajos es el equipo multidisciplinario que se ha ido formando. Biólogos, geólogos, especialistas en invertebrados, en dinosaurios, etc. Los paleobotánicos, por ejemplo, están reconstruyendo una larga historia de cambios climáticos.

Por lo anterior, es fundamental que los fósiles y otros vestigios de épocas pasadas no sean removidos y, menos, llevados como recuerdos. Eso conlleva perder información, descontextualizarla. Es importante crear consciencia sobre el respeto de fósiles y vestigios.

Sierra Baguales, José Luis Oyarzún

Trekking, pumas y primeros pobladores

Hay pocos lugares tan espectaculares para recorrer y sentirse un verdadero explorador. A diferencia del mundialmente conocido parque Torres del Paine, este lugar cercano es un completo desconocido. Para realizar trekking es necesario pasar al retén de Carabineros de Cerro Guido y dejar constancia, ya que esta zona es un paso fronterizo no habilitado.

Este remoto lugar de Chile es un espacio ideal para explorar un paraje vasto y solitario. Todas son estancias privadas dedicadas al ganado que, poco a poco, han ido variando su oferta a avistamiento de pumas o rutas paleontológicas, e incluso indígenas. Se pueden recorrer muchos kilómetros por la carretera pública, pero para realizar un trekking más largo es necesario contactarse con las estancias antes, o pedir permiso en el lugar.

Hay un chenque o cementerio indígena arriba de una pequeña montaña que se puede visitar. Los aonikenk, que vivieron desde hace más de 6.000 mil años en estas tierras, creían que acá vivían seres sobrenaturales. En su búsqueda de obsidiana para manufacturar puntas de proyectil, que abunda en esta sierra, se deben haber encontrado con fósiles que les debieron parecer criaturas misteriosas.

No hay senderos habilitados y se utilizan los caminos hechos por las manadas de guanacos. Cuando se camina por Baguales, una de las cosas que más llama la atención es la gran cantidad de esqueletos de guanacos y ovejas. Es el territorio del rey indiscutido de la Patagonia, el puma.

Las estancias colindantes con Torres del Paine se dieron cuenta hace años del gran potencial del puma para atraer turistas de alto nivel. Otras estancias se han sumado a este nuevo negocio, pero los pumas que viven aquí no están acostumbrados a la gente como en Torres del Paine. Hay que ir con cuidado.

Acá, el puma es completamente salvaje, por lo que se recomienda precaución y seguir las normas básicas: jamás acercarse cuando está comiendo y, tampoco, cuando está con sus crías.

Sierra Baguales, foto de Gabriel Espinoza

Complejo geo paleontológico

José Luis Oyarzún comenzó hace 30 años a recorrer Sierra Baguales. A poco andar se dio cuenta del potencial del lugar, y habló con los dueños de las estancias, se contactó con científicos y comenzó un estudio que lleva ya muchos años.

La misión principal de este grupo de privados amantes del pasado es estudiar, proteger y conservar el lugar. Para eso crearon el complejo geo paleontológico “La Cumbre-Baguales”, un área protegida de carácter privado que cuenta con uno de los yacimientos más importantes de Chile.

Sierra Baguales comienza a atraer, poco a poco, a más visitantes. La gente que viene queda literalmente impactada. La idea principal es seguir los estudios de campo y trabajar con la comunidad y los colegios para crear una pertenecía al lugar. Y consciencia sobre su cuidado y el no retirar vestigios ni alterar los lugares. Es un trabajo largo.

Por ahora los fósiles siguen en estudio y resguardados en un depósito. Hay muchos proyectos como el de crear un espacio que muestre al mundo el extraordinario pasado de este inhóspito y lejano territorio, un lugar preparado, habilitado y autorizado como un museo. Por ejemplo, un museo paleontológico en Puerto Natales.

Sierra Baguales, foto de Gabriel Espinoza