Roberto Cayuqueo, director: "Con Fillke Pewma (Sueños) estamos entregando una ofrenda al río Mapocho"

Por Leopoldo Pulgar Ibarra

Durante esta iniciativa inmersiva por calles de un sector clave de la ciudad de Santiago, el público asistente, en dos grupos, pondrá en imaginativa tensión su capacidad de mirar-observar, escuchar-oír, vivir y soñar.

Y lo experimentará como ocurre en los sueños, como una visión de imágenes múltiples que llegan al nervio secreto receptivo de cada persona, a veces en caos, desde el entorno bullicioso de la calle, los audífonos que cada uno porta y la palabra encendida de la guía de esta marcha. En medio de la curiosidad, las sombras de la noche y, paradojalmente, el estado de vigilia que se vive.

En ese torbellino, la propuesta se encontrará con edificios y nombres que hablan del trabajo obrero y la riqueza salitrera, el friso con una columna de elefantes detenidos por un caracol, un video con el histórico y demolido Puente de Cal y Canto colonial; o la Virgen del Cerro San Cristóbal y la Plaza Italia, entre otros lugares.

Y, por supuesto, con el río Mapocho como centro vital de la ciudad y los sueños. Todo incentivado por el influjo de una iniciativa escénica y una suerte de inconsciencia que sugiere esta marcha por las oscuras calles cercana al Teatro del Puente y del inicio del Parque Forestal.

Fillke Pewma (Sueños), dirigida por Roberto Cayuqueo, una producción del Colectivo Epew y de la Universidad de Sheffield (Reino Unido), se sitúa en el año 2092, a 600 años de la llegada de Colón a América (1492). Además de presentarse en Chile, lo hará en Holanda y Reino Unido.

Orillas desbordadas

La performance Fillke Pewma (Sueños) narra que, luego de 40 días y 40 noches de intensa lluvia, el río Mapocho amenaza desbordar el cauce al que lo sometió un muro colonial, construido entre 1886 y 1891, y que cercenó el brazo que pasaba por Alameda.

El diluvio, dice la obra en los minutos en que se desarrolla en la sala del Teatro del Puente, dejó sobrevivientes que podrán salvar sus vidas si recuerdan sus sueños y antiguos relatos que aluden a pasado, presente y futuro posible.

“Para la cultura mapuche, el pewma tiene una connotación de muchas dimensiones. Esta vez, se invita al público a recorrer el entorno del Teatro del Puente como si fueran peces, guiados por personajes en distintas temporalidades, mientras el río Mapocho recupera su cauce y atraviesa Santiago y el sueño”, revela el director Roberto Cayuqueo.

Esencia fluvial

¿Cómo se ideó la conexión entre los sueños, el puente sobre el Mapocho y el recorrido por el sector?

“Nosotros hacemos dos recorridos, por dos razones, por la dualidad mapuche: hay noche y día, un arriba y un abajo. En estas dualidades transitamos, ¿no? Transita la vida en general, no solamente la vida de las personas. Y, también, porque el río Mapocho antes tenía dos brazos.

“No queremos perder esa esencia del río Mapocho y su relación con la ciudad. Hoy hay una desconexión entre el ser humano y lo natural. Generacionalmente, nosotros estamos situados con toda esta historia. Por eso, tomamos la decisión: dos caminos, dos sueños”.

Durante los recorridos los sueños van cambiando…

“Sí. Uno es el sueño proletario, donde el hilo conductor es cómo esta ciudad fue construida. Por eso, el recorrido se detiene en el Palacio Bruna (ex consulado de EE.UU) que financió un empresario salitrero, pero fue construido por manos obreras. Por ende, manos campesinas, nortinas, sureñas construyeron la ciudad.

“También se alude a la imagen del Corregidor Zañartu, impulsor de la construcción del Puente de Cal y Canto sobre el río Mapocho, con los presos como mano de obra, las personas más desposeídas de la sociedad.

“Así, vamos construyendo el sueño proletario en uno de los dos recorridos de nuestra propuesta. El segundo recorrido es el de la Blanquitud, el sueño colonial: visitamos el puente Pio Nono, que tomó el nombre del Papa que consagró a la Virgen del Cerro San Cristóbal, una Virgen blanca que miramos en este trayecto.

“Con toda esa carga se transita hasta llegar a Plaza Italia, hoy tapada con un muro, lo mismo que el plinto. También es un lugar de sueños, donde la gente celebra o celebraba sus anhelos, tanto deportivos como sociales.

“Con ambos recorridos vamos construyendo estos sueños y desde ahí vamos leyendo la ciudad críticamente, desde otra perspectiva, tomando en cuenta que estamos aquí gracias al río. No separarnos nunca de nuestro río ni de la idea de los sueños durante los recorridos es lo más importante”.

En pleno cauce

Te identificas plenamente con el río, ¿qué representa realmente para ti?

“Los mapuche tenemos con el río una hermandad. También somos el familiar que no quieren presentar, me refiero a la familia chilena, ¿no? Por muchos años estamos aquí y el río ha estado ahí, acompañándonos siempre.

“En este lugar, antiguamente, también habían asentamientos humanos que se descubrieron cuando hicieron la Línea 5 del Metro: se encontraron vasijas de la época incaica y anteriores.

“Quisimos reflejarnos en este río. Y pensar que lo tenemos tan escondido, tan maltratado, pese a que ha permitido la vida en este lugar. Creo que eso es también parte de la cosmovisión mapuche. Con nuestro trabajo le estamos entregando una ofrenda al río”.

Cuando empieza la obra en la sala, un sobreviviente le dice a una joven ¿quién eres tú? y ella sólo responde “un cuerpo”…

“Es un guiño a sucesos ocurridos en Chile, pero no es el objetivo de nuestro trabajo. El río también ha sido el desagüe de la ciudad y durante la dictadura o los eventos traumáticos del país, el lugar de los cuerpos que se tiran ahí. Como lo dice en ´Mapurbe´ el poeta David Aniñir: ´La lágrima negra del Mapocho/nos acompañó por siempre/en este santiagóniko wekufe maloliente´.

“El río estuvo acá antes de que Santiago fuera Santiago y antes de que, tal vez, existiera presencia humana. Aquí y desde ahí también pensamos en ese niño dormido de la cosmovisión aymara o inca en este caso: el Niño del Cerro El Plomo, donde nace el Mapocho.

“Por eso lo citamos en nuestra obra, que proviene del proyecto antropológico ´Escrito en Piedra´, de la Universidad de Sheffield. Fuimos a la ermita donde nace el Mapocho y conversamos con los lugareños que no eran indígenas. Nos dijeron que el clima cambió desde que sacaron al Niño del Cerro El Plomo y lo llevaron al Museo de Historia Natural.

“Pensamos en lo fuerte que es esta imagen, justo donde nace el río que riega este valle. Por ahí fuimos encontrando los sueños. También sabemos que es una clave en el mundo mapuche”.

En la obra se asocian sueños con teatro…

“El teatro nos revela lo que no vemos en el mundo despierto, pero que existe. Tenemos una memoria olvidada que tenemos que recuperar. Por eso hacemos el esfuerzo de salir de la sala de teatro. En nuestra ciudad está el teatro también.

“¡Qué difícil es pensar hacer teatro mapuche en una sala, encerrados! Lo pensamos. Había que salir. Es parte de un proceso nuestro de investigación. Y tenemos la suerte de tener en Santiago un teatro sobre un puente. Era el lugar ideal para eso”.

Fillke Pewma (Sueños)

Dramaturgia: Colectivo Epew
Dirección: Roberto Cayuqueo Martínez
Asistencia de dirección: Rayen Morales Cayupan
Investigación: Olivia Casagrande, Claudio Alvarado Lincopi, Roberto Cayuqueo Martínez
Elenco: Luis Tato Dubó, Rallen Montenegro, Roberto Cayuqueo, Noelia Coñuenao, Javiera Cayupan, Micaela Vila, Valentina Aguilar, José Pérez, Monserrat Oteíza
Diseño integral: Rayen Morales Cayupan
Diseño vestuario: Son de Pérez
Instalación: Katerina Quintulem y Eleonora Giannini
Diseño digital: Eleonora Giannini y Alejandro Orellana
Diseño sonoro: Dante Sena Miranda
Coreografía: Constanza Grez
Diseño ilustraciones: Millaray Garrido
Fotografía: Juan Moya
Comunicaciones: Claudia Palominos
Producción: Camila Velásquez Durán

Teatro del Puente
Parque Forestal s/n. Río Mapocho, entre Puente Pío Nono y Purísima.
Jueves a domingo, 19.00 horas.
Entrada general, $ 7.000; estudiantes y personas mayores, $ 4.000.
Sólo venta digital aquí.
Hasta 22 junio 2025.