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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

La farándula en Chile sigue presente en la sociedad a pesar de sus altibajos, con escándalos entre figuras del espectáculo, deportistas y políticos. Relaciones icónicas como la de Cecilia Bolocco y el presidente de Aragentina, Carlos Nemen, o el matrimonio de Raquel Argandoña y Eliseo Salazar, marcaron la historia nacional. La crisis en 2019 por el estallido social afectó la televisión, pero la farándula resurge con polémicas y vínculos con el poder.

Odiado por muchos y a la vez, consumido por miles de personas a lo largo del país. A pesar de sus vaivenes, la farándula en Chile sigue estando presente en los acontecimientos de interés público y, sobre todo, en los escándalos que giran en torno a figuras de la escena nacional.

Del mundo del espectáculo, futbolistas, actrices e incluso políticos se han visto envueltos en polémicas que a estas alturas están grabadas en el subconsciente de la sociedad chilena.

Cómo olvidar

Si hay que hablar de relaciones icónicas, como no mencionar el vínculo amoroso de la ex Miss Universo, Cecilia Bolocco con el presidente de Argentina Carlos Nemen y el revuelo mediático que desató entre ambos países. En otra escala, pero no menos atrayente para el mundo del espectáculo, fue el matrimonio con más de 3 mil invitados entre la modelo, Raquel Argandoña y el piloto de Fórmula 1, Eliseo Salazar.

Entre los alborotos que le dieron vida a la farándula más dura, destaca el inolvidable “mechoneo” entre Titi Ahubert y Daniela Campos en una discoteque de Santiago, por el entonces futbolista del Inter de Milán, Iván Zamorano. Y como no recordar la llegada de la exmodelo, “Kenita” Larraín, en silla de ruedas y mostrando lesiones en su pierna, que terminó en el posterior divorcio con el extenista número 1 del mundo, Marcelo Ríos.

“Somos poco honestos”

Para una de las reporteras más reconocidas actualmente en la denominada “prensa rosa”, Cecilia Gutiérrez, la farándula no es reconocida por la mayoría de los chilenos, pero sí, altamente consumida. “No creo que los chilenos seamos excepcionalmente más copuchentos. Lo que pasa es que somos poco honestos en reconocerlo. Muchos dicen: “ah no lo veo, no me gusta”, pero al final del día, todos saben lo que pasa, todos la consumen de alguna u otra forma”.

La panelista de Primer Plano señala que la farándula está en todas partes y es un reflejo de la sociedad. “Es que la farándula es el placer culpable porque representa la vida misma, pero con gente conocida. En la farándula no pasa nada que no pase en el día a día de las personas comunes y corrientes, pero vivido desde otra vitrina. A todos nos gusta ver al resto, pero no a nosotros mismos”.

Un golpe casi fulminante

Sin embargo, los años dorados de la farándula enfrentaron su mayor crisis. El estallido social del año 2019 fue un golpe de nocaut para la forma de hacer contenidos en la televisión chilena. Las frases “apaga la tele”, o “contenido basura” se repetían. El sentir de la gente estaba en otra parte.

Las audiencias no buscaban la misma parrilla programática habitual, el debate estaba en las injusticias sociales y el análisis político-social. Un ambiente álgido que provocó el despido de rostros de televisión sin capacidad de crítica social y el mundo de la farándula quedó -por un lapsus de tiempo- en el olvido.

“No le echaría la culpa al estallido social, le echaría la culpa a la misma farándula que se suicidó. Porque empezaron los tongos, las criticas descarnadas, los juicios de valor, ósea, se volvió muy cruda y tampoco estaban los tiempos para eso. Aunque el estallido sirvió para reinventarse, para contar lo que estaba pasando desde las redes sociales y las plataformas digitales”, explicó Cecilia Gutiérrez.

La farándula y el poder

La mencionada “crisis de la farándula” ya ha quedado en el olvido. Los medios tradicionales retomaron la pauta de espectáculo, al punto de que los escándalos y líos amorosos aparecen por doquier.

El vínculo farándula-poder sigue presente. Sin ir más lejos relaciones como la ex chica Yingo y actual diputada de la república, Maite Orsini con el futbolista Jorge “Mago” Valdivia, reflotan este lazo polémico entre figuras públicas. Uno de los rostros más influyentes de la farándula como Pamela Diaz, confirmó su romance con un Senador del poder legislativo como Felipe Kast. Además de los hechos de corrupción y procesos judiciales que han involucrado en el último tiempo a Cathy Barriga, ex figura televisiva y ex alcaldesa de Maipú.

“La gente cree tan poco en los políticos, que muchas veces el famoso o conductor que está en la pantalla representa ese bien escaso que se buscan en los cargos públicos, y es el de la credibilidad. El mundo de la política y la farándula inherentemente se unen, son ámbitos muy diferentes, pero muy parecidos a la vez”, comentó Gutiérrez.

¿Un ciclo sin fin?

Más allá de los fenómenos sociales e históricos, parece ser que la farándula esconde una necesidad en la sociedad. Según especialistas, este tipo de contenidos activa una zona del cerebro llamada “circuito de la recompensa”, que libera dopamina y serotonina; neurotransmisores ligados a la alegría.

Para la periodista de espectáculos, el resurgimiento de la farándula en Chile es un efecto cíclico. “De nuevo ya estamos medios saturados de farándula por el exceso de competencia. En lo que tiene que ver con la televisión, yo creo que de aquí a fin de año se debería aclarar que va a pasar con los programas de este tipo. Si continúan creciendo o bajan un poco. Este efecto es cíclico”.

Mientras tanto las diversas audiencias miran de reojo o incluso algunos consumen a destajo este contenido que les sirve de desconexión frente a una cobertura periodística más dura del acontecer nacional. Un placer culpable para muchos, pero que parece quedarse y nunca desaparecer.