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Académico de la Universidad Adolfo Ibáñez advierte que la última ofensiva rusa carece de fuerza decisiva, y que el conflicto podría entrar en una fase de tregua forzada por el agotamiento de ambos bandos. Estados Unidos, por su parte, ha dejado de enviar apoyo militar a Ucrania.
En conversación con Tomás Mosciatti en Bio Bio TV, el académico de la Universidad Adolfo Ibáñez y experto en seguridad y defensa, Fernando Wilson, entregó una detallada radiografía del estado actual de la guerra entre Rusia y Ucrania, ad portas de lo que se considera la última gran ofensiva rusa. A tres años del inicio del conflicto, las bajas humanas, el agotamiento logístico y la presión internacional dibujan un escenario incierto, donde la posibilidad de una tregua —o incluso la paz— parece más cercana, aunque aún frágil.
Wilson fue categórico al afirmar que “el ejército ruso ya carece de medios suficientes para poder montar una ofensiva de carácter decisivo”. Según explicó, aunque los ataques se han multiplicado recientemente, las operaciones terrestres son limitadas, centradas en zonas como Dombás y Sumy.
“Están al límite en términos de personal especialista”, sostuvo el académico, y añadió que la actual estrategia rusa se sostiene en una “recluta forzosa de distintas personas dentro de Rusia”, incluyendo redadas en gimnasios y centros de recreación. Pero este tipo de conscripción no permite suplir la falta de cuadros tácticos clave. “No se pueden improvisar suboficiales, oficiales subalternos, que son la columna vertebral de una unidad de combate”, remarcó.
A diferencia de lo que podría esperarse en una ofensiva tradicional, Wilson explicó que el ejército ucraniano ha optado por preservar su fuerza. “No están haciendo una defensa tenaz, sino que están practicando una protección de su propia fuerza”, lo que impide que Rusia consiga penetraciones profundas o logre explotar ventajas en el frente de combate.
Frente a esa realidad en el terreno, Moscú ha intensificado los ataques a la infraestructura civil. “Están multiplicando los ataques con misiles crucero, bombas planeadoras, drones… tratando de destruir la grilla eléctrica, los sistemas de gas, las plantas nucleares y de energía”, indicó Wilson. No obstante, Ucrania ha mostrado una capacidad de resistencia más firme de lo que se anticipaba.
En cuanto a las expectativas de una ofensiva rusa efectiva, Wilson fue escéptico: “La debilidad del ejército ruso hace improbable que eso se pueda conseguir”. Aunque han logrado reunir algunas reservas operacionales, “es difícil que tengan la capacidad de poder sostener ese ataque más allá de algunas decenas de kilómetros”.
La situación también se ve influenciada por la reciente decisión de Estados Unidos de suspender el envío de armas a Ucrania. Sobre ese punto, Wilson subrayó: “La idea era que Trump forzara a Ucrania a aceptar un cese al fuego”, pero las condiciones impuestas por Rusia son, en sus palabras, “leoninas”. Entre ellas, la llamada “desnazificación”, que implicaría la erradicación política de actores nacionalistas ucranianos.